La muerte representa el cese permanente de todas las funciones vitales del organismo. Distinguimos dos formas de muerte: muerte aparente (clínica) y muerte real (biológica).
La muerte aparente (clínica) es una condición transitoria en la que una persona está inconsciente por un corto tiempo, no respira y su corazón no funciona. Las funciones vitales se reducen al mínimo y la implementación oportuna de los procedimientos de reanimación puede restaurar las funciones vitales del organismo.
La muerte real (biológica) ocurre debido al cese permanente de todas las funciones vitales del organismo. Hay que tener en cuenta que si el accidentado se encuentra en estado de hipotermia (temperatura corporal inferior a 35°C), el momento de la muerte biológica puede retrasarse, pues en estas condiciones, los procesos de cambios irreversibles en los tejidos corporales se encuentran en gran medida detenidos. .